lunes, 13 de septiembre de 2010

Los Montes de Oca, Linaje heróico

Mi apellido es Montes de Oca, por ello y en honor a Fernando Montes de Oca, quien hoy es recordado por su heróica defensa de la nación, he decidido publicar una serie de datos acerca de la familia Montes de Oca y su arraigada presencia en la zona norte de la ciudad de México:

Según un plano de principios del siglo XVIII del Ramo de Tierras y Ejidos del Archivo del ex ayuntamiento de la ciudad de México, las tierras de Lindavista pertenecieron a la familia Montes de Oca, con profundas raíces en Azcapotzalco

Pero la familia Montes de Oca se había establecido en Azcapotzalco desde muchos años antes. Desde 1642 encontramos a Agustín Montes de Oca, que al parecer es el fundador de la familia. Enviudó dos veces y se casó tres, su primera esposa fue Juana Montes con la cual tuvo varios hijos. Entre los conocidos están Juan, Gabriel y Pedro Montes de Oca. De estos, Juan casó con María de Barrientos el 25 de noviembre de 1643. Gabriel casó con Juana Villanueva el 8 de enero de 1636, y Pedro casó con Bernabela de Contreras el 5 de febrero de 1636.

La familia Montes de Oca fue dueña de ranchos y haciendas en términos de Azcapotzalco, Tlalnepantla y la villa de Guadalupe, y se extendió por varias poblaciones cercanas a Azcapotzalco. En el año 1791, estaban asentados en Huixquilucan, Atizapán, Chilpan, Tacuba, el rancho Xaltepec, la hacienda de Santa Mónica y el molino de Río Hondo. Asimismo una de las ramas de esta familia se asentó en lugares cercanos a Toluca.

Para mayo de 1829 nace en Azcapotzalco, José Fernando Antonio Montes de Oca Rodríguez quien a los diecisiete años de edad, el 24 de enero de 1847 presentó su solicitud para ingresar al Colegio Militar llevado por un motivo verdaderamente loable y patriótico: “Deseaba servir en la gloriosa carrera de las armas al ver, al mismo tiempo, lo invadida que está nuestra República y queriendo serle útil en la actual guerra con Estados Unidos del Norte”. Su madre, viuda de un capitán del ejército, se comprometió a “ministrarle el calzado y ropa interior que necesite durante su permanencia en el repetido establecimiento, excepto el uniforme”, pues éste era proporcionado por el colegio. Montes de Oca fue destinado a la primera compañía.

El día de la batalla, Montes de Oca también intentó salir del castillo, saltando por las ventanas; le sucedió lo mismo que a Francisco Márquez: murió cazado por los tiradores estadounidenses. Sin embargo, a diferencia de Márquez, sobre su muerte sí hay testimonios. Primeramente, José T. Cuéllar, seguramente amigo de Montes de Oca, hace el estrujante comentario: “Yo recogí en los momentos del asalto, en confidencia íntima, el funesto presagio de Montes de Oca, a quien no sé qué voz de la eternidad le anunció su muerte. Impresionado por la convicción con que anunció su fin, le buscaba entre mis compañeros en el combate, le busqué después entre los prisioneros, pero no lo hallé”. Según Cuéllar, tres días después encontraron su cadáver en el cerro al lado norte.

Por su parte, Ignacio Molina narra también lo que pudo presenciar: “Fue ignominiosamente fusilado desde la azotea al asaltar por la ventana que veía a las llanuras del rancho de Anzures para reunirse con el resto de los alumnos que bajaron. Yo le vi caer para no levantarse más, sino en alas de la gloria”. Dice Molina que el cadáver de Montes de Oca “permaneció allí tres días, al lado de su pequeño fusil, mudo testigo de su valor y exaltado patriotismo”.